David se la quedó mirando. No comprendía esa redacción. El
pensaba que cuando acabara de contarle ella se iría.
Todo lo que te he contado es verdad. No creía que esto iba a
ir más lejos que simples paseos. Pero me enamorado de ti y no te lo
podía ocultar.-Dijo David mirándola los ojos por primera vez en
media hora.
Irene se había enamorado de el. ¿Mis sentimientos han
cambiado después de eso? Pensaba
ella todo el rato. No podía hablar. Ella no podía convertir eso en
algo negativo. Tenía que pensar, Debía meditar.
-Lo siento...No se que puedo
decir. Me tengo que ir.- Y se marchó dejando a David con el corazón
roto.
Se había enamorado de una
persona demasiado inocente. El pensaba que le comprendería, pero no,
ella se marchó. Se permitió llorar después de tanto tiempo sin
hacerlo. No podría creer que esto se hiciese tan complicado. El
sabía que se iría y suponía que no iba a ser tan difícil, pero
que equivocado estaba, se estaba desgarrando por dentro.
Irene marchó como alma que lleva
el diablo con lágrimas en los ojos. Necesitaba tiempo. Quizá ese
espacio le hacía recapacitar sobre que tenía que hacer para
ayudarle. El corazón le dictaba que fuese hasta el pero la cabeza le
decía que se fuera y por primera vez en su vida, había echo caso a
su cabeza.
Pasaron los días y David la
esperaba todos los días a la misma hora, en el mismo banco, pero
nunca aparecía. Echaba de menos su risa musical, su manera de
hablar, de expresarse, su largo cabello con rizos que tanto le volvía
loco. Se había abierto a ella, y había recibido un desplante pero
algo en su corazón le decía que no le iba abandonar. Y así fue,
cuando había perdido todas las esperanzas, se la encontró, sola sin
su perro. El sintió un nudo en el estomago cuando la vio sentada en
el banco. Se acercó a ella.
-Hola.-Dijo David con voz
temblorosa.-Te he echado de menos.
-Hola David.- Irene levantó la
vista y se entristeció cuando lo vio tan vulnerable.-Lo siento por
estar tanto tiempo sin aparecer. Necesitaba pensar sobre ti, sobre
mi.
-Claro, entiendo que te
afectara....
-Por favor, el otro día me
pediste que no te interrumpiera y ahora quiero que hagas lo
mismo.-Irene tomó aire y mirándole a los ojos continuo.- Siempre
he pensado que la vida no es como tu quieres que sea. Creía en
príncipes azules aunque me hayan partido el corazón miles de veces.
Hasta que apareciste tu. Deje de pensar en el mañana y vivir en el
hoy. Comprendí que la vida pasa mientras te planeas como será. Yo
también estoy enamorada de ti. Por eso estoy aquí, necesito saber
si crees que debes dejar esa vida. Puedes pedirme ayuda, seré la
primera en apoyarte.
-Si, quiero dejar esto. Por mi,
por ti, por nosotros.-Dijo David con los ojos llenos de lágrimas.
-Entonces, toma.- Le dio un
puñado de papeles.- Te ayudaré, pero necesitas elegir el centro
para ingresarte.
-Irene, no puedo...
-David, déjalo todo en mi mano.
Y así fue, eligieron un centro.
El mismo día llamaron y le dijeron que podía ingresar mañana a
las 5 de la tarde. Irene aceptó sin pensar que David no estaba
preparado, pero por ella no dijo nada.
-Quiero que sepas, que no iré a
verte.-Dijo Irene con lágrimas en los ojos, sabía que iba a ser una
despedida, temporal, pero doloroso igual.- Necesito que me visualices
y si me quieres lo lograras. Vendré todos los días aquí. Si pides
escuchar mi voz, ellos te dispondrán un teléfono para llamarme. Por
eso y por nosotros, llámame siempre que puedas...
Acto seguido, se marchó con el
corazón partido dejando a David con ilusión porque sabía que
mañana iba a cambiar su vida.
Continuara...
Yellow smile.
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