sábado, 3 de agosto de 2013

Llámame siempre que puedas(4)

David se la quedó mirando. No comprendía esa redacción. El pensaba que cuando acabara de contarle ella se iría.
Todo lo que te he contado es verdad. No creía que esto iba a ir más lejos que simples paseos. Pero me enamorado de ti y no te lo podía ocultar.-Dijo David mirándola los ojos por primera vez en media hora.
Irene se había enamorado de el. ¿Mis sentimientos han cambiado después de eso? Pensaba ella todo el rato. No podía hablar. Ella no podía convertir eso en algo negativo. Tenía que pensar, Debía meditar.

-Lo siento...No se que puedo decir. Me tengo que ir.- Y se marchó dejando a David con el corazón roto.

Se había enamorado de una persona demasiado inocente. El pensaba que le comprendería, pero no, ella se marchó. Se permitió llorar después de tanto tiempo sin hacerlo. No podría creer que esto se hiciese tan complicado. El sabía que se iría y suponía que no iba a ser tan difícil, pero que equivocado estaba, se estaba desgarrando por dentro.
Irene marchó como alma que lleva el diablo con lágrimas en los ojos. Necesitaba tiempo. Quizá ese espacio le hacía recapacitar sobre que tenía que hacer para ayudarle. El corazón le dictaba que fuese hasta el pero la cabeza le decía que se fuera y por primera vez en su vida, había echo caso a su cabeza.
Pasaron los días y David la esperaba todos los días a la misma hora, en el mismo banco, pero nunca aparecía. Echaba de menos su risa musical, su manera de hablar, de expresarse, su largo cabello con rizos que tanto le volvía loco. Se había abierto a ella, y había recibido un desplante pero algo en su corazón le decía que no le iba abandonar. Y así fue, cuando había perdido todas las esperanzas, se la encontró, sola sin su perro. El sintió un nudo en el estomago cuando la vio sentada en el banco. Se acercó a ella.


-Hola.-Dijo David con voz temblorosa.-Te he echado de menos.
-Hola David.- Irene levantó la vista y se entristeció cuando lo vio tan vulnerable.-Lo siento por estar tanto tiempo sin aparecer. Necesitaba pensar sobre ti, sobre mi.
-Claro, entiendo que te afectara....
-Por favor, el otro día me pediste que no te interrumpiera y ahora quiero que hagas lo mismo.-Irene tomó aire y mirándole a los ojos continuo.- Siempre he pensado que la vida no es como tu quieres que sea. Creía en príncipes azules aunque me hayan partido el corazón miles de veces. Hasta que apareciste tu. Deje de pensar en el mañana y vivir en el hoy. Comprendí que la vida pasa mientras te planeas como será. Yo también estoy enamorada de ti. Por eso estoy aquí, necesito saber si crees que debes dejar esa vida. Puedes pedirme ayuda, seré la primera en apoyarte.
-Si, quiero dejar esto. Por mi, por ti, por nosotros.-Dijo David con los ojos llenos de lágrimas.
-Entonces, toma.- Le dio un puñado de papeles.- Te ayudaré, pero necesitas elegir el centro para ingresarte.
-Irene, no puedo...
-David, déjalo todo en mi mano.
Y así fue, eligieron un centro. El mismo día llamaron y le dijeron que podía ingresar mañana a las 5 de la tarde. Irene aceptó sin pensar que David no estaba preparado, pero por ella no dijo nada.
-Quiero que sepas, que no iré a verte.-Dijo Irene con lágrimas en los ojos, sabía que iba a ser una despedida, temporal, pero doloroso igual.- Necesito que me visualices y si me quieres lo lograras. Vendré todos los días aquí. Si pides escuchar mi voz, ellos te dispondrán un teléfono para llamarme. Por eso y por nosotros, llámame siempre que puedas...
Acto seguido, se marchó con el corazón partido dejando a David con ilusión porque sabía que mañana iba a cambiar su vida.



Continuara...

Yellow smile.

domingo, 28 de julio de 2013

Llámame siempre que puedas. (3)

Irene, cuando escucho eso, se le secó la garganta. En su cabeza solo aparecían preguntas. ¿ Que quiere decir con que me va hacer daño?.¿De que no voy a querer pasear más con el?.¿Es que no ve que estoy totalmente enamorada?. Esa última pregunta fue lo que hizo que ella reaccionara.

-Claro, cuéntame. Aunque sinceramente no comprendo eso que acabas de decir. No creo que me vayas hacer daño, ni...
-Déjame hablar por favor.- Interrumpió David.-Si me dejas explicar todo, para mi será mucho más fácil, pero si me cortas continuamente se me hará más complicado.
Ambos se miraron. Irene se quedó callada esperando que David le empezara a relatar que le pasaba y cuales iban a ser sus palabras para que a ella le pudiesen doler, en cambio David le dio pánico sincerarse con ella. Al ver como Irene le observaba se le hizo un nudo en la garganta y no pudo continuar hablando.
-claro perdón.- Dijo Irene.
-Empecemos por el principio.-Irene asintió y David continuó.- Nací en Barcelona. Mi madre fue una mujer trabajadora, siempre intentó luchar para que a mi no me faltase nunca para comer, mientras mi padre le robaba continuamente dinero que ella escondía. El lo invertía en máquinas y casinos. También le gustaba mucho irse al bar de al lado de donde yo vivía y beber como un cosaco. - paró para tomar aire. Sabía que lo que iba a venir ahora le dolería mucho. Cuando respiró miró a Irene y ella le acarició el hombro y volvió agachar la mirada para seguir.- Muchas de las veces que venía borracho le pegaba palizas a mi madre sin ningún motivo. Cuando ya se quedaba satisfecho, cogía la puerta y se iba otra vez. Una noche cuando tenía 9 años estaba ya acostado, casi nunca me enteraba de como mi padre le pegaba pero ese día si que me enteré. El apareció por la puerta y empezó a chillar a mi madre y acto seguido le puso la mano encima. Recuerdo que mi madre le levantó la voz y mi padre que en ese momento estaba saliendo por la puerta se volvió y la mató. - Alzó la vista y se encontró con Irene llorando. El ya no lloraba por eso, fueron muchos los años en los que derramó muchas lágrimas, pero le seguía resultando doloroso. Dejó caer la vista y continuó.- Mi padre al ver lo que hizo llamó a la policía y le comentó a los agentes que había matado a su mujer y que el se iba a suicidar que por favor viniesen y se hiciesen cargo de mi. Acto seguido cogió un cinturón largo y se ahorco con el teléfono aún descolgado.

Irene estuvo toda la conversación callada con lágrimas en los ojos. Sentía que por cada palabra que decía a el se le encogía el corazón y le dio mucha lástima su historia. Ella quería abrazarle y decirle que eso ya pasó, pero no tuvo valor, le daba miedo que el le rechazara, Pero sin pensárselo dos veces, se armó de ese valor que no había tenido minutos atrás y le achucho en sus brazos. El se lo agradeció encantado. Pero lo que ella no sabía, es que la historia no acababa aquí.

-oh dios mio David.- Esas fueron las únicas palabras que ella pudo pronunciar. El se separó de ella y la miro a los ojos.
-Después me mandaron a un centro de acogida. Allí estuve 2 años. A los 11 años, me adopto una familia, donde a mi manera fui feliz. Con 14 años empece con las malas juntas y me volví rebelde, bueno la verdad más que eso. Robábamos donde pillábamos para sacar dinero para drogarnos y precisamente no era de porros.- Bajo la mirada, pero la volvió a elevar para ver el rostro de Irene, esa cara que a el le parecía igual que la de un ángel.- Con 18 años y ya sin saber como salir de allí, mis padres adoptivos murieron en un accidente y me quedé solo. Tengo 32 años. Soy drogadicto Irene y lo peor de todo es que no se como salir.

Irene, se le quedó mirando. ¿como podía ser que la persona que creía diferente tenía un problema tan grave?. No ella, no se lo creía así que preguntó.
-¿¡Como!?


Continuara...

Yellow smile.

viernes, 26 de julio de 2013

Llámame siempre que puedas.(2)

Esos ojos que tantas horas llevaba mirando. Era un hombre llamado David.
Hace 1 año, mientras estaba con unos amigos, se encontró con esos ojos negros apenados mirando el lago. Le pareció la mujer más bonita que jamás haya podido ver. Por ese motivo, el siguió yendo cada día, hasta hoy. Nunca se acercó a ella, no tuvo el valor suficiente, pero una cosa tenía muy clara, de hoy no pasaba. Le había cautivado ese cabello largo de color castaño, sus rizos, su sonrisa al mirar el animal. El creía que era tan dulce que imaginó morir.

Irene, por otro lado, cuando acabó de echar migas de pan. Sé giró para ver donde estaba situado su querido perro Terry y se acercó a el. Después de estar más de 10 minutos acariciándolo y murmurándole cosas cariñosas, le dijo cerca del oído:
- Terry cariño, ¿nos vamos a casa?- El perro que enseguida entendió esas palabras, se puso a ladrar como un loco. Irene se carcajeó al ver la energía de su mascota y continuó.-Tranquilo cielo. Vamos hacer una cosa, te voy a poner la correa y vamos a dar un paseo por ese hermoso parque, y ya nos vamos a casa ¿de acuerdo?- El animal sin pensárselo dos veces, sacó su lengua y la paso por la cara de ella.- Terry no, para, que me haces cosquillas.
A continuación, se dirigían los dos dando un paseo, mientras ella admirada miraba para todos lados, como si se le fuera a perder la vida por aquellas vistas que les proporcionaba el parque.
"Es maravilloso.-pensó.- Así es como siempre he soñado mi jardín, tan natural, tan....
pero una voz le interrumpió de sus pensamientos.
-Hola- Dijo David intentando su propósito. A estas alturas, le daba igual si le rechazaba o no. Llevaba mucho tiempo esperando este momento.
-Hola - Murmuró ella tímidamente, pero continuó.- ¿Nos conocemos?
Sé la quedo mirando poco tiempo, pero que a Irene le pareció una eternidad. Mientras el la observaba pensaba sin quitarle el ojo de encima.
"Ojala y te conociera. Que fuésemos solo amigos aunque me tengas embrujado" 
Pero al ver la cara de ella desesperada, se le comió la lengua el gato. Ya no sabía que contestar, pero lo que tenía claro es que no había vuelta atrás. Ya le había dirigido la palabra que era lo más difícil que el pudo imaginar y sin saber muy bien que respondió dijo sin pensárselo dos veces.
-No, no nos conocemos. Me llamo David.
- ah.- Sé quedó sin palabras, no sabía que manifestar, pero intentando ser agradable siguió hablando.- Yo me llamo Irene y esta preciosidad que va conmigo se llama Terry. Encantada de conocerte.
David, se quedó fascinado al ver como ella había sido amable con el, pensaba que si antes lo tenía hechizado con sus miradas, ahora definitivamente, estaba mucho más allá de lo que había sentido la primera vez que la vió.
-Yo también estoy encantado de conocerte Irene. ¿Os apetece a ti y a Terry que os acompañe a pasear?. Me encantaría conocerte y hablar contigo.
Irene aceptó encantada. Después de aquel día en que los dos estuvieron charlando sobre ellos mismos conociéndose, pasaron a demás días, donde seguían juntos paseando.
A Irene le encantaba la compañía de el. Desde que apareció en su vida aquella tarde, poco a poco se iba enamorando. Cosa que le daba miedo por lo que había ocurrido en su pasado. Ella nunca se le ocurrió decir que le fascinaba su compañía y ni mucho menos comentarle que sentía amor por el conforme pasaba el tiempo.
A David en cambió, se enamoró el primer día que cruzo palabra con ella. Le encantaba su timidez, su voz musical y femenina, su manera de mover los ojos cuando algo no le parecía correcto, su modo de acariciar al perro mientras charlaba con el e incluso la forma que tenía de tratar a su animal. David, tenía los mismos pensamientos de ella. Sabía que aunque estaba totalmente cegado por esa mujer, nunca podrían ser algo más que simples compañeros de paseo por aquel maravilloso parque. Su vida, tenía demasiados secretos. Misterios que no eran nada agradables, y el mismo sufría por eso. Miles de veces tumbado en su habitación después de muchas horas de estar con ella pensaba que no era buena idea seguir yendo con ella a caminar, sabía que le destrozaría cuando se enterase de su secreto, pero había una fuerza que ni el mismo entendía que hacía que por la tarde volviese a verla.
Una de esas tardes en las que hablaban, Irene noto algo raro en David. No le notaba alegre como era el siempre gastando bromas, solo hacia nada más que asentir y armándose de valor porque estaba muy preocupada por el le preguntó:
-David, ¿Te pasa algo?. Te noto distraído. Siento como que hoy mi compañía no es lo que más te apetezca.-David, la miró, entendía lo que le estaba preguntando en ese momento, pero no se armó de valentía para decirle lo que llevaba toda la tarde intentando explicarle. Ella al ver que no contestaba, le volvió a preguntar.- Sé que a lo mejor, no me lo quieres contar porque no me conoces suficiente, solo desde hace un par de meses más o menos. Pero, me preocupo por ti, porque te has vuelto una persona muy importante para mi y sobretodo un gran amigo, así que será la última vez que te lo pregunte, ¿Que te pasa?.
David, ya no podía aguantar más, sabía que le estaba haciendo sufrir sin hablar, por eso y para que ella entendiera lo que le pasaba aunque no sabría si iban a continuar estos paseos le dijo:
-Tengo que hablar contigo, y cuando te lo cuente, entenderé perfectamente que no quieras saber nada de mi.




Continuará.....


Yellow Smile.

jueves, 25 de julio de 2013

Llámame siempre que puedas.

Irene, era una mujer normal, con aptitudes normales. Le gustaba pasear con su perro e incluso leía muchas historias románticas. No creía en el amor, esa palabra no entraba dentro de su vocabulario ni de su vida real. 
Su único entretenimiento, era estar con su animal en un banco al lado del lago, con su libro favorito que había leído miles de veces en el brazo izquierdo.
Cuando creyó que había estado suficiente tiempo leyendo, abrió una bolsa que llevaba encima siempre, sacó tres trozos de pan, y mientras se las echaba a los patos del lago, ella murmuraba.

- Tengo ya 30 años y nunca he encontrado a amores verdaderos, ni tampoco una persona queme haya echo rematadamente feliz. Admito que siempre he sido muy cerrada para estas cosas, para que negarlo una vergonzosa total. He estado con patanes, que ni en el primer mes me han hecho feliz.
Su perro, la miraba, la escuchaba. Su dueña giró la cabeza y se encontró a su terry mirándole.
"Que curioso,-Pensó- parece como si entendiese mis problemas, mis calentamientos de cabeza". 
Le dió un largo beso en la cabeza, le acarició el lomo y siguió haciendo lo de siempre. 

La vida, no es como tu esperas que sea. Te imaginas, que trabajaras en lo que te gusta, te compraras una casa grande con un jardín inmenso decorado con figuras de piedra. Adornarás tu casa como más te gusta, ya sea moderno como antiguo. Tendrás 3 habitaciones, para tus hijos. Atesorarás un marido que al llegar de trabajar, se le ilumine la cara por estar contigo, y hacerte el amor loca y apasionadamente como si esas 8 o 10 horas sin ver a su mujer hubiesen sido una eternidad. Pero mientrasvas creando esa historia en tu cabeza, la vida pasa, o eso es lo que se creía Irene. 
Lo que ella no sabía es que lo que tu puedes imaginar, se puede llegar a cumplir. Era una chica muy negativa, y nunca admitió que a ella podrían depararle cosas maravillosas, cosas que ni ella misma podría crear en su cabeza.Pasó un hora, en la que ella estuvo sumergida en un mar de preguntas y pensamientos, pero lo que ella no sabía, es que había una persona, donde cada día iba a la misma hora, para admirar a Irene. Le fascinaba observar como aquella morena y débil mujer, dejaba todo en su tiempo, para hechar alimentos a los animales y leer siempre la misma novela. 


Continuara.....


Yellow smille.